Por Indra Boneta, Coordinadora del Área ProBono en Allende & Brea
Frecuentemente se entiende al pro bono simplemente como asesoramiento legal gratuito. El trabajo pro bono es mucho más que eso, es una herramienta concreta de transformación. Potencia el desarrollo profesional, impulsa culturas organizacionales colaborativas y consolida proyectos sociales que amplían derechos.
Mi primer contacto con el pro bono fue en 2019, cuando todavía era estudiante en la provincia de Corrientes. Junto a una compañera de estudios —hoy colega— impulsamos un proyecto de talleres sobre acceso a derechos en el penal de mujeres de nuestra ciudad. Ganamos el Desafío Pro Bono y, con el apoyo de la Comisión Pro Bono y otras instituciones, creamos una biblioteca dentro del penal, fortaleciendo una red de contactos y confirmamos que el derecho también podía ser una herramienta de transformación social.
Hoy coordino el área pro bono en el estudio jurídico Allende & Brea, donde acompañamos a más de 40 organizaciones sociales en todo el país y el exterior. A lo largo de este camino, confirmé que el trabajo pro bono transforma realidades sociales, impulsa trayectorias profesionales y fortalece culturas institucionales.
En este artículo deseo poner en evidencia la riqueza que guarda involucrarse en pro bono. Desde mi lugar, lo sintetizo en tres dimensiones, que tiene en cuenta lo personal y profesional, organizacional y social.
Impacto personal y profesional
Hacer pro bono es mucho más que "ayudar" es ejercer con propósito, asumir responsabilidades reales y construir un recorrido profesional donde el compromiso social y la excelencia jurídica se potencian mutuamente. Quienes se involucran fortalecen habilidades esenciales como comunicación clara, resolución creativa y efectiva de problemas, trabajo interdisciplinario, empatía y planificación estratégica. Además, brinda la oportunidad de profundizar conocimientos en nuevas áreas, liderar casos y construir redes de colaboración con organismos públicos, organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas y plataformas internacionales.
En mi caso, aquella experiencia no solo culminó en la creación de una biblioteca, sino que también impulsó mi trayectoria profesional. Desde entonces, pro bono se convirtió en un hilo conductor. Me posicionó como referente en temas de derechos humanos y diversidades, y me permitió construir redes con entidades públicas, privadas y organizaciones internacionales. Así, fui convocada para liderar proyectos de implementación de políticas públicas, y más adelante, para asumir la coordinación del área en Allende & Brea, donde integro conocimientos sobre derecho, gestión y responsabilidad social en cada iniciativa.
Impacto organizacional
Cuando un estudio incorpora el trabajo pro bono como parte de su cultura, no solo amplía su impacto social sino también evoluciona internamente. Además, mejora el clima de trabajo, fomenta espacios de aprendizaje conjunto, impulsa la colaboración transversal entre áreas y niveles de seniority, y refuerza el sentido de propósito colectivo. Por otra parte, como estrategia de posicionamiento, proyecta una imagen institucional coherente con los derechos humanos, promoción de la equidad, respeto a la diversidad, construcción de ciudadanía y responsabilidad social.
En Allende & Brea, esta transformación es tangible. El asesoramiento integral a organizaciones sociales, sumado a iniciativas como consultorios jurídicos, talleres universitarios y proyectos internacionales de investigación, consolidan una cultura sólida, fortalecen el sentido de pertenencia y exigen a cada integrante estar a la vanguardia de los desafíos jurídicos y sociales contemporáneos.
Este crecimiento no es solo cuantitativo refleja una apuesta estratégica por institucionalizar el trabajo pro bono como una dimensión central de nuestra identidad. Impulsarlo no es únicamente un acto de responsabilidad social es también una inversión en una excelencia profesional más integral. Excelencia que trasciende los escritorios y la especialización técnica, y que exige construir miradas amplias, soluciones creativas y liderazgos comprometidos. Así, es como potencia solidez institucional, la visibilidad del estudio y su capacidad de atraer y fidelizar talento y clientes.
Impacto social
El impacto social es la característica por excelencia del trabajo pro bono. Más allá del asesoramiento legal, cada intervención constituye un puente que fortalece el entramado social. Nuestro acompañamiento permite consolidar estructuras organizativas que operan a nivel territorial generando transformaciones sostenibles en comunidades a nivel continental.
Desde asesoramientos en derecho societario, propiedad intelectual, marcas, tributario, bancario, administrativo, recursos naturales, litigios y corporate law, hasta estrategias jurídicas que fortalecen equipos de trabajo y estructuras institucionales, cada acción amplía la capacidad de las organizaciones para ejecutar programas que promueven derechos en contextos de vulnerabilidad. Así, el trabajo pro bono se convierte en una herramienta concreta para garantizar el acceso efectivo a derechos fundamentales como salud, educación, ambiente y diversidad, entre otros.
Conclusión
El trabajo pro bono no es caridad, es ejercicio profesional responsable. Es una forma de poner el derecho al servicio de algo más grande. Su impacto, cuando se institucionaliza y se sostiene en el tiempo, transforma trayectorias, fortalece culturas y amplía derechos. Más que una práctica aislada, el pro bono es una manera de entender la profesión jurídica en el siglo XXI con compromiso, con estrategia y con propósito.